Selección de textos sobre las Saturnalia con traducción
(La traducción es de José Guillén)
Unctis falciferi senis diebus, |
En los días larderos del viejo que lleva la hoz , en los que manda como soberano el cubilete de los dados, tú, Roma, llevando el píleo, permites, pienso yo, divertirse con versos que no den trabajo. Te has sonreído, luego está permitido, no me lo prohíbes. ¡Marchaos lejos de aquí, preocupaciones que hacéis palidecer! Cualquier cosa que se nos venga a la boca, digámosla sin pensarlo dos veces. Prepara, muchacho, unos medios tercios, como los que Pitágoras le servía a Nerón; prepáralos, Díndimo, pero en mayor número. Sobrio, no soy capaz de nada; en bebiendo, quince poetas vendrán en mi ayuda. Ahora dame unos besos, pero como los de Catulo, que si son tantos como él dijo, te regalaré El Gorrión de Catulo. |
Synthesibus dum gaudet eques dominusque senator |
Mientras en batín se divierten el caballero y el senador soberano, y mientras le quedan bien a nuestro Júpiter los píleos que se ha puesto y el esclavo vernáculo no teme que el edil esté mirando cuando agita el cubilete, aunque vea tan cerca los estanques helados, recibe las suertes cambiantes del rico y del pobre: que cada cual dé sus premios a su invitado. “Son fruslerías y bagatelas y, si lo hay, algo de menos valor que eso”. ¿Quién lo ignora? ¿O quién niega cosa tan manifiesta? Pero, ¿qué voy a hacer mejor, Saturno, en estos días de borracheras, que tu propio hijo te ha concedido a cambio del cielo? ¿Quieres que haga versos a Tebas o a Troya o a la criminal Micenas? —“Juega —me dices— a las nueces”. —Yo no quiero perder las mías |
Iste tibi faciet bona Saturnalia porcus, |
Te dará unas buenas Saturnales este puerco, cebado con encina entre jabalíes espumantes |
Qui venit botulus mediae tibi tempore brumae, |
La morcilla que a ti te llega en mitad del tiempo de la bruma, me había llegado antes de los siete de Saturno |
Ludite lascivi, sed tantum ludite, servi: |
Jugad retozones, pero sólo jugad, esclavos. Éstos los tendré guardados por cinco días |
Ebrius haec fecit terris, puto, monstra Prometheus: |
Borracho dio a las tierras, pienso yo, estos monstruos Prometeo. Con el barro saturnalicio ha jugado hasta él. |
Saturnalia diuitem Sabellum |
Las Saturnales han enriquecido a Sabelo, con razón se pavonea Sabelo y piensa y dice que no hay nadie más afortunado entre los abogados. Tales fastos y ánimos se los da a Sabelo medio modio de trigo y de habas molidas, tres medias libras de incienso y de pimienta, una longaniza con tripa falisca, una garrafa siria de vino tinto cocido, una helada orza libia de higos junto con unas cebollas y caracoles y queso. También llegó de parte de un cliente del Piceno un cestillo al que no le cabían unas sobrias olivas, un juego de siete copas esculpidas por el tosco cincel de un alfarero de Sagunto, obra de barro de un torno hispano, y un pañuelo adornado con un ancho arrequive de púrpura. Saturnales más fructíferas no las tuvo en diez años Sabelo. |
Quod tibi Decembri mense, quo uolant mappae |
Porque en este mes de diciembre, en que vuelan las servilletas, las hermosas cucharas de plata, los cirios de cera, los rollos de papel, y las jarras puntiagudas de conservas de ciruelas de Damasco, no te he enviado nada fuera de los libros de mi propia cosecha, quizás te parezca un avariento o un maleducado. Es que yo detesto las arteras y malas socaliñas de los regalos. Los obsequios son como los anzuelos. ¿Quién ignora que con la mosca devorada se engaña al voraz escaro? Cuantas veces no regala nada al amigo rico, oh Quintiano, el pobre se muestra generoso. |
Vimine clausa leui niueae custodia coctae, |
Una guardiana del agua de nieve hervida, encerrada en finos mimbres, este será tu regalo en los días de Saturno. Si te quejas de que en el mes de diciembre te he enviado un obsequio propio del verano, envíame tú una toga fina. |
Varro, Sophocleo non infitiande cothurno |
Varrón, que no has de ser negado por el coturno sofocleo ni has de ser menos aceptable en la lira de Calabria, aplaza tus trabajos y que no te ocupe la escena del facundo Catulo o la elegía de cabellera bien compuesta; lee más bien estos versos no despreciables cuando diciembre ahuma los techos y que yo te envío en el mes oportuno, a menos que te parezca más conveniente y agradable perder las nueces de los Saturnales. |
Iam tristis nucibus puer relictis |
Al niño, triste ya por dejar sus nueces, vuelve a llamarlo el maestro chillón y el jugador de dados, traicionado de mala manera por el seductor cubilete, arrancado hace un momento de la oscura taberna, borracho, pide perdón al edil. Han pasado enteramente las Saturnales y tú, Gala, no me has enviado ni unos pequeños regalillos, ni aun siquiera menores que los que acostumbrabas. Pero bueno, váyase así mi diciembre: seguramente sabes, creo yo, que llegan ya vuestros Saturnales, las calendas de marzo; entonces te devolveré, Gala, lo que me has dado. |
Omnia misisti mihi Saturnalibus, Vmber, |
Me enviaste en los Saturnales, Umbro, todos los regalos que te habían acumulado esos cinco días. Dos juegos de seis trípticos y siete mondadientes. A esto se añadió la compañía de una esponja, una servilleta, una copa, medio modio de habas, con un cestito de olivas del Piceno y una frasca de negro arrope de Laletania. Y junto con unas ciruelas pasas vinieron unos pequeños higos de Siria y una orza pesada debido a la cantidad de higos de Libia. Creo que escasamente costarían treinta sestercios todos los regalos que trajeron ocho hombretones sirios. ¡Cuánto más cómodamente pudo traerme sin ningún trabajo cinco libras de plata un esclavo! |
De nostro, facunde, tibi, Iuuenalis, agello |
De mi pequeño campo, facundo Juvenal, te envío, aquí las tienes, unas nueces saturnales. Las demás frutas se las regaló a unas muchachas retozonas el falo lujurioso del dios guardián |
Iam tristis nucibus puer relictis |
Nada me has dado, nada te daré Al niño, triste ya por dejar sus nueces, vuelve a llamarlo el maestro chillón y el jugador de dados, traicionado de mala manera por el seductor cubilete, arrancado hace un momento de la oscura taberna, borracho, pide perdón al edil. Han pasado enteramente las Saturnales y tú, Gala, no me has enviado ni unos pequeños regalillos, ni aun siquiera menores que los que acostumbrabas. Pero bueno, váyase así mi diciembre: seguramente sabes, creo yo, que llegan ya vuestros Saturnales, las calendas de marzo; entonces te devolveré, Gala, lo que me has dado. |